A veces las palabras agotan el sentimiento, dejan a la luz una tenue oscuridad que nos vuelve cómplices de mentiras nunca dichas. Ocultando lo que somos para vivir como queremos, como quiere el resto, tejiendo en nosotros la sonrisa perfecta, el camino ideal, las señales sencillas a acciones tan diversas como complejas.
Yo no narro, yo siento y lo que siento lo imprimo en la nada de esta hoja hecha vida solo por mí. Son segundos que vivo de espaldas a sus palabras y dejo ocultas las propias zanjándome en cuerdas afinadas de mi propia locura.
Son momentos tibios de sentimientos fríos que olvida el alma al andar, son palabras truncas que se vuelven tuyas al leer, son los mismos segundos que mueren tras de mi, tras de ti, tras del mundo que es el único ajeno a todos nosotros.
Otra vez la misma mala costumbre de perderme entre versos olvidados para confundirme, confundirlos, olvidarme de todo y vivir una vez mas en la amnesia de esta palabra que es tan tuya como mía en la eternidad de un para siempre.
Yo no narro, yo siento y lo que siento lo imprimo en la nada de esta hoja hecha vida solo por mí. Son segundos que vivo de espaldas a sus palabras y dejo ocultas las propias zanjándome en cuerdas afinadas de mi propia locura.
Son momentos tibios de sentimientos fríos que olvida el alma al andar, son palabras truncas que se vuelven tuyas al leer, son los mismos segundos que mueren tras de mi, tras de ti, tras del mundo que es el único ajeno a todos nosotros.
Otra vez la misma mala costumbre de perderme entre versos olvidados para confundirme, confundirlos, olvidarme de todo y vivir una vez mas en la amnesia de esta palabra que es tan tuya como mía en la eternidad de un para siempre.