viernes, 11 de mayo de 2007

La Costumbre

La costumbre a la mentira nos hace ver insignificantes ante el recurso indiscutible de la verdad, la comodidad del engaño, la sutileza de la mirada y la palpitación acelerada delatora de un solo segundo.

Somos cómplices en este único camino de verdades ante la sombra el estrecho de la exageración y la actuación minimalista, somos racionales y a la vez emocionales y nos llena la vida sentimientos únicos de incomprensión, la más triste de las salidas es el sendero de la muerte, la cobardía mezclada entre sangre y la sangre derramada por el miedo.

Somos tanto pero a la vez tan poco y no hacemos más que pensar en el final cuando aun no hemos comenzado, naturaleza humana tan compleja e imperfecta, tan pura y a la vez tan vil, el dibujo insospechado de la mínima verdad y la única mentira.

No nos confundamos, no existen varias mentiras, no existe en ella gama de matices, no existe pluralidad al ser hablada, es la más clara singularidad demostrada como la antitesis de todo lo honesto, de todo lo vivo, de tan solo uno y de todos.

La mezcla de la tinta entre letras inconclusas y palabras divagantes me hacen tan grande como nadie y tan pequeño como todos, no busco la gloria en una frase ni la perdición en otra, busco mi mentira porque ya conozco mi verdad.

Y sigo escribiendo sin un punto inicial y mucho menos uno final, creo la mancha esporádica de tinta entre versos imperfectos en busca de la perfección, digámosle Dios, de aquel que todo lo sabe, el que nos abrió la puerta del libre albedrío y nosotros logramos construir las cadenas de la libertad, aquella que somos todo los días en esclavitud. Normas, moral, creencias, fe……………son tan solo el sinónimo mas barato para limite, llegando únicamente al circunscrito, de mi mentira y mi verdad.

Ustedes son a imagen y semejanza, yo simplemente a puño y borrador. Y que se abstengan sus almas, porque la mía avanza derramando tinta en la oración, y en la plegaria, su eterna incomprensión.

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